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Synapbox es una startup conformada en 2014 por tres chicos universitarios que hoy hacen negocios con refresqueras, televisoras y partidos políticos en Estados Unidos.

Cristina de la Peña Osorio, su actual directora, tuvo un primer acercamiento a lo que sería el quehacer de su futuro emprendimiento, mientras cursaba una maestría en la Escuela Nacional Superior de Arquitectura de París.

Una vez en México, la también egresada de la facultad de arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México identificó, junto a Francisco Marín Romero y Camilo Salazar Paris, que se carecía de una manera efectiva de aproximar la neurotecnología a otras industrias como el marketing o la publicidad.

Un consumidor promedio ve miles de anuncios al día, interactúa con un número creciente de pantallas y limita su atención a sólo unos pocos segundos por contenido. Esto significa que, es más difícil que nunca destacarse con los consumidores, obtener su atención y mantener su enfoque, refiere Francisco Marín Romero, desarrollador de Software y diseñador de Medios Digitales de Synapbox, graduado del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.

Las emociones y la percepción juegan un rol importante para evaluar la atención, no obstante, las soluciones actuales son lentas, inexactas y costosas. Y lo que Synapbox ofrece es una plataforma de pruebas de contenido que recopila información útil del público objetivo de sus clientes, a través de tecnologías de codificación facial emocional y seguimiento ocular para optimizar campañas de publicidad y usabilidad de productos. Somos algo así como la evolución del focus group, describe Camilo Salazar Paris, ingeniero colombiano afiliado en investigación al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

El día a día

El desarrollo del sistema, metodología y tecnología les llevó más de dos años. Su primer apoyo en incubación lo obtuvieron en marzo de 2015 y en todo este tiempo, sus fundadores no han parado de buscar mentores e inversores.

Hoy, el proceso está totalmente automatizado: la compañía permite a sus clientes elegir el tipo de audiencia que quieren probar, ya sea en un grupo global o consumidores de su propia base de datos; y los resultados se reciben en menos de 72 horas.

En junio de 2015, mientras terminaban su primer prototipo, se dieron a la tarea de construir un consejo asesor, que ahora cuenta con Roger Dooley, autor del best seller Brainfluence: cien formas de convencer y persuadir a través del neuromarketing; Bob Caspe, mentor para alumnos del MIT; y Chad Huemme, profesor de Negocios Internacionales en la Universidad de Suffolk en Boston y conocido mentor de negocios en crecimiento.

En 2016 ya tenían varios clientes para quienes evaluaron campañas de marketing y empezaron su internacionalización al aproximar la opinión del electorado hispano para un precandidato presidencial de Estados Unidos.

A finales de ese mismo año, una aceleradora de negocios apoyó el proyecto con una segunda inversión y en este año fueron seleccionados para entrar al Latin America Bridge, una iniciativa que busca el trabajo conjunto con los ejecutivos de una de las firmas refresqueras más importantes del país.

Hace muy poco una televisora contrató sus servicios; dos chicas se unieron a las filas de Synapbox, Tania Frontera y Diana García; y, seguramente, en breve volveremos a saber de nuevos clientes y metas por conquistar.

El camino les ha dado un poco de todo, en especial grandes aprendizajes, confiesa Cristina de la Peña, para quien lo más difícil en el proceso de creación de una empresa es encontrar a las personas adecuadas para formar un equipo en el que todos estén comprometidos al mismo nivel.