Vivimos una profunda transformación de nuestro orden social y económico que no sólo afecta la forma en que nos comunicamos, trabajamos y socializamos. Esta nueva era de cambio nos hace replantearnos cómo hacemos negocios.
A partir de ahora tenemos que aceptar que lo que era tradicional o típico se está volviendo obsoleto rápidamente, por lo que requerimos una nueva perspectiva de nuestro contexto individual y social para poder resolver los retos que, en muchos casos, ya estamos viviendo. De hecho, estos retos serán más complejos en un futuro cercano y aquellos empresarios que no estén preparados con herramientas y capacidades de vanguardia para hacerles frente, tendrán muchos problemas para adaptarse a escenarios cada vez más complejos, dinámicos, e inciertos.
El rompimiento de viejos paradigmas, el cambio constante, y la transformación global económica están alterando el equilibrio de nuestros sistemas y procesos. Es por ello que necesitamos revalorar nuestras habilidades, para poder redefinir nuestros objetivos y crear así un mayor valor agregado a nuestra economía y, por ende, ser más competitivos.
Las 3 preguntas clave para toda empresa son:
- ¿Quién es mi cliente?
- ¿Cuál es mi propuesta de valor?, y
- ¿Cómo mejoro mi modelo de negocio?
Ahora necesitamos definir "nuestro propósito"
En resumen, el rompimiento de paradigmas en los negocios de cualquier industria se puede definir como lo que algunos llaman “disrupción”. Los nuevos emprendedores se han dado a la tarea de buscar romper con el statu quo de los negocios a través una visión y un propósito diferentes para que les permitan competir con las grandes corporaciones. Algunos ya lo han logrado.
Existen muchos ejemplos de cómo estos emprendedores disruptivos han roto paradigmas de negocios. Por mencionar a algunos, Skype transformó a la industria de telecomunicaciones; Netflix a la industria de renta de películas; iTunes a la de distribución de música; los teléfonos celulares y tabletas acabaron con las ventas de relojes de mano, dispositivos navegación GPS, calculadores, cámaras fotográficas, incluso en el uso de computadores personales. Las grandes empresas están siendo afectadas por la disrupción de empresarios y start-ups que han desarrollado nuevas capacidades para crear modelos e negocio innovadores para entregar valor. Y esto es lo fundamental, tenemos que pensar en nuestro cliente. Para ello, necesitamos tener un entendimiento de nuestro entorno, buscar desarrollar líderes que nos ofrezcan una visión del futuro, promover estructuras organizacionales colaborativas, promover la creatividad y capitalizar en el error y, sobre todo, aprender a utilizar la información para tomar mejores decisiones.
Un importantísimo factor de esta transformación de nuestro orden social y económico ha sido el constante y veloz desarrollo tecnológico. Las nuevas tecnologías y el uso estratégico que se le da, las convierten en "tecnologías disruptivas". Es decir, la tecnología nos está permitiendo hacer las cosas de forma diferente para romper el statu quo. Internet, redes sociales, teléfonos celulares inteligentes, aplicaciones, y cómputo en la Nube nos permiten comunicarnos y colaborar de una manera más eficiente. Sin embargo, la tecnología por sí misma no nos ayuda, tenemos que desarrollar las capacidades necesarias para sacarle jugo a esas herramientas, hoy indispensables.
La tecnología es fundamental para estos cambios disruptivos, pero aún más es la visión de las empresas y emprendedores. Aquellos que están mejor posicionados para competir son aquellos que han desarrollado una sensibilidad para cuestionarse y buscar nuevas formas de hacer las cosas, pero sobre todo entender el ecosistema de mercado, las tendencias y patrones de consumo, y las preferencias de los clientes.
Nuestros clientes ahora están mucho más informados, son más sofisticados e inteligentes. Internet, redes sociales, y comunicaciones instantáneas les dan acceso a un universo amplio de información sobre opiniones de clientes previos, comentarios de especialistas, y comparativos con productos y servicios similares. Ya no sólo competimos con otras empresas sino también con el cliente. No es suficiente igualar precios, ofrecer productos y calidad de servicio similares a los de la competencia. Nuestro primer reto es conocer mejor a nuestros clientes.
Ahora tenemos que salir y socializar con él para conocer sus requerimientos, preferencias, retos y oportunidades. Esto significa que tenemos que entender su industria y su contexto de negocios para crear un verdadera propuesta de valor. El segundo reto es desarrollar un modelo de negocio flexible y capaz de adaptarse a esa propuesta de valor y a nuestras metas financieras. Para no ser víctima de la disrupción tenemos que considerar que nuestros procesos actuales son ineficientes para poder innovar con los recursos con los que contamos.
Las empresas de vanguardia están redefiniendo no sólo su estrategia de negocios, están evolucionando su políticas y cultura organizacional para poder maximizar sus recursos humanos. Más que los recursos financieros y activos de capital, el talento es el gran diferenciador de las empresas competitivas. Requerimos ser eficientes en operaciones y costos, sin embargo, también necesitamos redefinir la estrategia y la toma de decisiones con más y mejor información. Para ello, tenemos que tener un liderazgo sólido y una visión clara de a dónde que queremos ir y qué queremos lograr.
Sobre todo, tenemos que lograr organizaciones más colaborativas a través de:
- facilitación del aprendizaje y el apoderamiento de nuestro personal;
- desarrollar pensamiento crítico a todos los niveles;
- procurar un entorno de emprendedores;
- capitalizar en el "fracaso productivo"; y
- utilizar la información y análisis en nuestro proceso de toma de decisiones.
La inversión en tecnología y talento nos ayudará a generar, analizar y correlacionar información para conocer a nuestros clientes, proveedores, y a nuestra competencia, a fin de ayudarnos a identificar nichos de negocios, a segmentar clientes, y crear verdaderas propuestas de valor.
Hoy tenemos disponibles innumerables tecnologías para mejorar nuestra estrategia y modelo de negocios como son plataformas en la Nube (Cloud Computing), más de 100 millones de líneas móviles, redes sociales, y analítica o Big Data. Todas estas tecnologías ayudan a crear negocios disruptivos, pero al final lo importante es el desarrollo de liderazgo en niveles medios y alta gerencia, así como una cultura organizacional colaborativa, una clara visión, y la constante revisión de la estrategia, que serán fundamentales para lograr empresas generadoras de valor agregado.

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