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El mundo de la moda se ha acercado cada vez más a la tecnología para reinventarse. ¿Esta alianza trae beneficios al consumidor?

No se puede negar que el mundo tecnológico está obsesionado con el vestido. Amazon, Apple y Google, tres de los grandes nombres de la tecnología, están tratando de tallar su propio camino en el espacio de la moda y con ello están dando la pauta de la innovación empresarial. Apple lo está haciendo con smartwatches de lujo; Amazon con una plataforma de compras y cámaras controladas por voz; y Google con telas con microconductores incrustadas en una chaqueta inteligente hecha por Levi's.

Y el interés es mutuo. El diseñador Karl Lagerfeld, director creativo de Chanel, ha expresado su amor por la tecnología mediante la experimentación con piezas parcialmente impresas en 3D y demostraciones de pista que simulan un lanzamiento de cohetes, uniendo moda y tecnología para expresarse. Tampoco es el único. Zac Posen, con la ayuda de la casa de modas Marchesa, trabajó con la súper computadora Watson de IBM para crear un vestido cognitivo que ilumina y cambia de color basado en la actividad en las redes sociales.

Todo ello es ejemplo que la línea entre estas dos industrias es borrosa y las tendencias tecnológicas abarcan cada vez más terrenos. Ahora más que nunca, se siente cómo la  alta tecnología está a punto de ser algo más que un tema industrial. En ardid publicitario, en el futuro no muy lejano, incluso las nuevas tecnologías podrían permitirte la impresión en 3D de tus propios zapatos o ropa en casa.

En lugar de ir a una tienda, comprarás los diseños directamente desde el sitio de la marca de ropa o calzado y los imprimirás en tu propia casa. La palabra "wearable" dejará de ser utilizada para gadgets tecnológicos como los relojes inteligentes y se convertirá en el denominador de las prendas y calzado dotados de tecnología con capacidades inteligentes.

La tecnología y la moda son dos industrias que se fusionarán cada vez más y serán parte del mundo conectado.