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Hoy en día diversas empresas prueban humaniodes para garantizar un mejor servicio, siendo la industria comercial, hotelera y restaurantera la que mejor lo hace.

Stockland es un centro comercial fuera de lo común en Queensland, Australia. A la entrada, su anfitrión, un humaniode de nombre Chip, será quien te reciba. Con una altura de 1.70 metros de alto, te dejará sorprendido cuando sepas que habla nueve idiomas fluidamente. Pero eso no es todo. Ademas de hacer chistes, darle la mano a todo el que llega, recordar siempre tu rostro, y orientarte hacia donde debes dirigirte si buscas un local en específico, es ayudante del banco local.

Commonwealth Bank acaba de firmar un acuerdo de dos años con el dueño del centro comercial Stockland, y el principal laboratorio de investigación de robótica social de la Universidad de Tecnología de Sydney, para trabajar de forma conjunta en una serie de experimentos en los que Chip, su humaniode estrella, será la pieza central.

Para ambas empresas, Chip podría proporcionar una clave para transformar la forma de hacer negocios, desbloqueando las oportunidades aparentemente ilimitadas de la inteligencia artificial para reducir costos y crear nuevas fuentes de ingresos.

La robótica y la inteligencia artificial han evolucionando a un espacio diferente, donde el autoaprendizaje y la habilidad mecánica crean soluciones muy interesantes a diferentes problemas. Con este tipo de experimentos sociales, es posible que las empresas comprendan, trabajen de cerca con los clientes y mejoren el compromiso con la comunidad, gracias a los humanoides.

Chip, un robot REEM de la empresa de robótica española PAL Robotics, es uno de tres en el mundo y el único en el hemisferio sur. Su costo es de 300 mil dólares.

Los otros dos robot REEM se utilizan actualmente por las universidades de Barcelona, Francia y Alemania para la investigación en la interacción humana y la navegación en diferentes ambientes. Sin embargo, en Australia se prevé que con el tiempo podría entrar a operar el día a día en hoteles, museos, ferias, centros comerciales, pueblos de cuidado de ancianos, aeropuertos y hospitales.

Gigantes globales de la tecnología como Google, Facebook, Amazon y Microsoft podrían estar en una carrera en favor de la inteligencia artificial para mejorar la programación de estos robots, con la compra y creación de empresas y laboratorios para desarrollar máquinas que hoy realizan tareas que antes sólo los humanos podían hacer.

La tendencia está llegando hoy a escala mundial al mundo empresarial en general, especialmente en el sector de los servicios financieros. Un informe reciente del banco de inversión Citi afirmó que el sector bancario estaba en el “punto de inflexión de automatización" con este tipo de tecnologías. La firma predijo que 30% del personal de la sucursal perdería su puesto de trabajo durante la próxima década, sobre todo por la automatización de la banca minorista.

La misma empresa de investigación AT Kearney afirma que, en promedio, un robot como Chip puede costar un tercio de valor de un empleado en alta mar y un quinto de personal en tierra. Chip proporciona información y servicios a través de una pantalla táctil de 12 pulgadas en su torso. También puede llevar encima hasta 30 kilos en su plataforma trasera y un kilo en cada mano, además de que tiene una duración de batería de ocho horas, una de las de mayor capacidad para un robot humanoide de su tamaño.

Tal vez chip sea usado de momento para tareas de identidad y seguridad. Pero piensa como empresario el uso en una oficina central, que pudiera servir de recepcionista o para dar recorridos guiados por los laboratorios de innovación, sin olvidar su beneficio en industrias como la hotelera o la de alimentos. ¿Dónde pondrías a Chip dentro de tu empresa?