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Algo que todos los seres humanos hemos experimentado es la enfermedad. Desde un resfriado común hasta un grave padecimiento, la Inteligencia Artificial puede cambiar la forma en que nos recuperamos.

Diversos hospitales en Estados Unidos y Europa han comenzado a utilizar la inteligencia artificial para asistir a los enfermos que deben quedarse hospitalizados.

El uso de este tipo de herramientas permiten a los pacientes hospitalizados solicitar a la habitación chequeos periódicos sobre el estado de su recuperación. Solicitudes que van desde la posición de la cama y la temperatura de la habitación, el volumen de la televisión entre otras peticiones.

Aunque menores, estas solicitudes pueden ser respondidas por la inteligencia artificial y adecuarlas a las mejores prácticas de convalecencia, y después personalizar la experiencia para el paciente, logrando con ello los mejores niveles de comodidad y seguridad para su recuperación.

Con ello se libera a médicos y enfermeras de realizar estas tareas mínimas y les permite enfocarse en atender los aspectos más delicados de una convalecencia, con lo cual las internaciones duran 30% menos en los hospitales donde este tipo de tecnologías se usan de manera experimental.

El uso de una Inteligencia Artificial que comprenda y contextualice las peticiones de los pacientes y haga los ajustes necesarios parece tener una incidencia considerable en el tiempo que un paciente dura en cama e incrementa el tiempo libre para que médicos y enfermeras atiendan a un mayor número de pacientes en las fases críticas de su recuperación.